viernes, 11 de diciembre de 2009

LOS NUEVOS RETOS DEL PAN EN QUERETARO

Han pasado ya algunos meses desde que el PAN dejo de ser el partido gobernante en Querétaro, para convertirse nuevamente en la principal fuerza política opositora del Estado. Si bien esta condición no es nueva para el partido, si lo es para un cercano 80 por ciento de su militancia, que se incorporo a él a raíz de que se convirtió en gobierno.

Ante esta situación inédita para la mayoría de los militantes del panismo queretano y de cara al proceso de renovación de su dirigencia estatal, resulta imprescindible iniciar un proceso de redimensionamiento que vaya más allá de un simple cambio de cosas y personas, para convertirse en una profunda transformación capaz de enfrentar los retos que se presentan en Querétaro.

Este redimensionamiento debe ser un proceso de revisión, de volver a construir el rumbo del partido después de perder la gubernatura del Estado, de retomar los ideales, valores y convicciones que le dieron origen.

Un aspecto fundamental que debe ser abordado desde esta óptica de redimensionamiento, tiene que ver con lo estructural. Acción Nacional registró un crecimiento vertiginoso en su militancia tanto de miembros activos, como de miembros adherentes. Sin embargo, ha quedado demostrado que el PAN no pudo asimilar en forma automática este crecimiento y que tampoco contábamos con la preparación necesaria para enfrentar el reto de recibir a este gran número de personas, a las cuales había que capacitar en la filosofía y mística que durante décadas dieron vida y vigor al PAN.

Hoy esta tarea permanece vigente, y requiere de un importante esfuerzo de nuestra parte para lograr formar cívica y políticamente a nuestros nuevos miembros, de una manera subsidiaria, participativa, teniendo como base el ámbito de cada uno de los municipios de la entidad, atendiendo a sus condiciones propias tanto en tiempo como en espacio, pues cada uno de ellos presenta diferentes matices y diferentes grados de complejidad.

Debemos invertir nuestros esfuerzos en la organización de la Institución, en buscar su solides, en incrementar no tanto la cantidad, sino la calidad de la membrecía. Por eso, es una tarea fundamental el desarrollo humano y la capacitación permanente de los panistas.

La labor de redimensionamiento desde luego debe contemplar también a los gobiernos que han emanado de Acción Nacional, ya que estos no son ajenos al partido.

En la actualidad aún gobernamos en la capital del Estado y en ocho municipios más, siendo una asignatura pendiente, el establecer la forma de relacionar a las dirigencias del partido con las autoridades emanadas de él. Después de doce años de gobierno estatal panista y de dieciocho de ser gobierno a nivel municipal, en ocasiones esta relación ha sido de franco enfrentamiento y en otras de sumisión plena.

Por otra parte, a la luz del redimensionamiento de la que hablo, los gobiernos emanados del PAN no sólo tienen la enorme responsabilidad de cumplir a cabalidad con las ofertas realizadas en campaña, de alcanzar resultados y que sea de la mejor manera posible, sino que además deben de demostrar que son gobiernos que viven plenamente el humanismo político, cuya función implica transformar las relaciones Gobierno–Sociedad, que saben aplicar los principios de subsidiariedad y solidaridad, que aterrizan perfectamente el respeto a la dignidad de la persona humana y que tienen la claridad de que su misión es buscar permanentemente junto con la sociedad el Bien Común.

Como partido que tiene gobiernos municipales, el reto más importante es demostrar que el proyecto ideológico, y el modelo de gobierno que queremos, aún hoy es viable, que funciona y que funciona bien, para beneficio de los queretanos.

Hoy ante el entorno político local y nacional, debemos tener la certeza plena de que la comunidad espera de nuestros gobiernos más de lo que nosotros mismos hemos podido vislumbrar.

En el aspecto electoral, el redimensionamiento implica lograr que la ciudadanía nuevamente vea en los miembros que integran a Acción Nacional y por ende al partido mismo, como una alternativa viable para confiarles la administración de las cosas públicas, por el valor intrínseco del PAN, la congruencia y valía de sus militantes, y no por oposición a otras ofertas políticas.

Que el propósito de recuperar los espacios políticos perdidos, sea para tener la oportunidad de poner en práctica nuestros principios y valores los cuales deben orientar nuestro camino y decisión, pues como decía nuestro fundador Manuel Gómez Morín, son las armas íntimas de nuestra lucha, únicas irresistibles, además de que ni tenemos otras, ni las hay mejores.

En síntesis, el objetivo último de este redimensionamiento es el de conformar un partido organizado en todos sus órdenes (político, humano, organizacional, administrativo, social y comunicación), eficaz y democrático, que sea verdadero instrumento al servicio de la sociedad y a mejor opción política para Querétaro.

El reto que tenemos ahora los panistas de Querétaro es el de perfeccionar al partido como institución permanente, y perfeccionar a sus gobiernos como instituciones transitorias. Ojalá y estemos a la altura de ellos.

viernes, 3 de abril de 2009

EL SISTEMA POLITICO QUE SE RESITE A MORIR

En el año de 1985 cursaba la preparatoria cuando comencé a participar en el Partido Acción Nacional en su campaña electoral correspondiente a ese año, y cuyo lema era más bien un deseo, una aspiración y no una realidad, el cual rezaba “Somos la nueva mayoría”.

En el México de aquel entonces que todavía no experimentaba la tragedia de los sismos del mes de septiembre de ese año, y que a la postre permitirán el surgimiento de una “Sociedad Civil” que se organizaba al margen de las consignas oficiales, ya existía un descontento generalizado con las injusticias tanto en el ámbito económico como en el social, y con los recurrentes fraudes electorales que desde el gobierno se instrumentaban para favorecer al Partido Revolucionario Institucional, con la falsificación de las actas de escrutinio entre el día de la elección y el día de su computo, las votaciones superiores al 100% de la lista de electores, las practicas bautizadas como operación carrusel, ratón loco, tamal, etc.

Desde entonces resultaba evidente la necesidad de transformar al sistema político mexicano, por ello, ya existía una expectativa generalizada de emprender una gran cruzada democratizadora que hiciera efectiva uno de los objetivos principales de la Revolución de 1910, el “Sufragio Efectivo”.

La Constitución promulgada en Querétaro en 1917 que remplazaba a la de 1857, se convierte en la base de sustento del nuevo sistema político mexicano que se conformaba una vez concluida la Revolución Mexicana, sin embargo, para 1985 ya había sido reformada más de 300 veces en 83 de sus 136 artículos, lo que ponía en evidencia lo desgatado que se encontraba el Sistema Político Mexicano y que las modificaciones se realizaban según el juicio personal del presidente en turno, en vez de que fuera la Constitución, la que estableciera las bases y principios de la convivencia nacional.

Desde aquel 1985 en que inicie mi militancia política, han trascurrido ya 24 años, más de la mitad de los que actualmente tengo, en otras palabras y redondeando cifras, el 59% de mi vida la he dedicado a tratar de contribuir en la edificación de un México más justo, libre y democrático.

Con satisfacción personal puedo afirmar que puse mis granos de arena para la alternancia política, la cual se logro en el año 2000 con el triunfo del Partido Acción Nacional y Vicente Fox en la presidencia de la República. De igual manera en el plano mundial, he tenido la oportunidad de ver la caída del imperio soviético y del muro de Berlín, el fin del apartheid en Sudafrica y de las dictaduras militares en América Latina (Salvo Cuba), y de la transformación China a un país mucho más libre, aunque aún totalitario. Pertenezco a la generación que ha pasado de la “Guerra Fría” al “Comercio Caliente” y ahorra al “Terrorismo Global”.

Sin embargo aún existe un gran pendiente, y es el establecimiento de un nuevo sistema político para México, que este sólidamente fundamentado en el Bien Común como valor supremo, cuyos tres pilares fundamentales son el principio de la solidaridad o justicia distributiva, el principio de la subsidiariedad y la libre determinación de los pueblos, es decir la auténtica democracia.

Para lograr lo anterior, no basta con triunfos electorales, se requiere de un decidido y profundo trabajo con la sociedad, que en palabras de Carlos Castillo Peraza, nos permita conquistar “la victoria cultural” de nuestro proyecto político y por ende, el establecimiento de un nuevo Congreso Constituyente, que elabore un nuevo proyecto de Constitución cuyo fundamento filosófico sea en los principios arriba mencionados, de lo contrario el peligro de una regresión autoritaria es latente, en virtud de que el viejo sistema político mexicano que se resiste a morir, y lo que es aún peor, se empeña por recobrar sus antiguos fueros.